martes, 24 de mayo de 2011

El 15M ha retratado a muchos

Tras la manifestación del 15M y las posteriores concentraciones de los “indignados” en diversos puntos de la geografía española, se le ha visto el plumero a unos cuantos.
En primer lugar, la sorpresa expresada por todos da qué pensar, ya que, es obvio que los políticos están alejados de la realidad ciudadana, pero parece que muchos periodistas también lo están.
En los últimos meses, en la red, se lleva cociendo este movimiento, con distintos actores implicados, como Anonymous,  #No les votes o, más recientemente, Democracia Real Ya, y en determinados blogs bastante leídos (como por ejemplo el de Enrique Dans) se lleva alentando desde hace meses este tipo de protestas. Por ello, es justo decir que muchos periodistas no hacen bien su trabajo, ya que sólo investigan la realidad que se mueve alrededor de los partidos mayoritarios, sin ir más allá.
Bien es cierto, que el trabajo de muchos periodistas radica en eso, estar al servicio de uno de los polos del bipartidismo, ya sea porque su medio se lo exige, o bien, porque su significada trayectoria en uno de los polos le favorece el trabajo en diversos medios monocolor o en programas en los que se busca la confrontación feroz entre acérrimos defensores de cada polo (como se puede ver los sábados por la noche en Tele 5).
Respecto a las interpretaciones periodísticas,  una mención aparte requieren los arietes mediáticos del ultraliberalismo económico (y de Esperanza Aguirre) que además de meterse con la higiene de los manifestantes, les consideraban aliados de la ETA. Realmente sus palabras los retratan, no hace falta decir nada más, si bien, a mi me recordaron a Franco cuando hablaba de los conspiradores judeomasónicos, o, sin ir más lejos, a Gadafi, cuando decía que los sublevados contra su régimen pertenecían a Al Queda.
Ciertamente la derecha mediática estaba nerviosa, temerosa de que las concentraciones pudiesen alterar los resultados que las encuestas predecían (imagino que a día de hoy estarán contentos y ya tendrán asegurada su recompensa) y hablaban de Rubalcaba como el ideólogo en la sombra y algunas tonterías más.
También estaban aquellos que decían que les parecía bien el movimiento, pero que hiciesen propuestas de actuación para acabar con lo que criticaban. Tiene gracia la cosa porque estas mismas personas llevan años escuchando al líder de la oposición decir que hay que acabar con la crisis, pero aún no ha dicho cómo. A día de hoy creo que ninguno de ellos le ha exigido que lo diga.
Lo cierto es que estas últimas estrategias finalmente consiguieron lo que querían. Que unos chicos que, en muchos casos tienen un desconocimiento total del funcionamiento en el que se articulan instituciones administrativas, judiciales, económicas, etc., hiciesen una serie de propuestas (con la mejor de sus intenciones y de manera organizada, eso sí), en las cuales quedase en evidencia su heterogeneidad ideológica y falta de conocimiento del funcionamiento de aquellos órganos o entidades a las que critican.
Realmente esto no desacredita su protesta, ya que, si alguien que ha sufrido un delito protesta porque no se detiene al delincuente, nadie le exige que proponga a la policía cómo haría él para detenerlo.
La gente puede protestar contra la presencia de imputados en las listas electorales de 2011, por ejemplo, aunque no diga cómo debería ser la ley que debería impedirlo. Las protestas pretenden hacer reaccionar a los que abanderan esas listas para que se pongan de acuerdo en esa ley y la aprueben.
 Por último, decir que resultaba cómico oír cómo algunos políticos del PSOE decían que apoyaban la protesta cuando les estaban llamando corruptos, inútiles, élite social (por sus privilegios no por su cerebro), etc. Realmente, ¿tan importantes eran los votos cómo para no tener sentido del ridículo? ¿Dónde está su dignidad?

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