Toda España (incluido Zapatero) con el Papa

Resulta curioso que el gobierno que más ahínco ha puesto en la historia de este país en conseguir la separación entre el poder civil y el culto religioso (extremismo laico lo denominaba la derecha clerical), se despida con las imágenes con las que nos han deleitado todos los informativos este fin de semana.

Y es que era imposible poder ver un noticiario televisivo sin tragarse antes entre 15 y 20 minutos de información de la visita del actual patriarca de la religión católica a España, rodeado por una multitud de jóvenes (y no tan jóvenes) que aguantaban estoicamente unas condiciones climáticas insoportables, algo que se trataría para algunos, si fuesen fieles de otras confesiones, de una manifestación de extremismo religioso.

Por momentos parecía que este país había vuelto a ser católico, apostólico y romano, y todo con la satisfacción de aquellos que hasta hace nada luchaban denodadamente por la aconfesionalidad del estado en la práctica, no sólo en la teoría. ¿Será algo electoral?

Puede que tenga razón Pérez Reverte y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita está preparando su regreso, una vez la derecha vuelva a acceder al gobierno central.

Por cierto, imagino que la Sexta, el último reducto puramente zapateril que queda en la parrilla televisiva, no habrá castigado a sus espectadores con todos estos actos, si bien, como cuando el resto de cadenas emiten sus informativos, éstos ya están con los deportes, es decir, con el fútbol, no lo he podido verificar.

Obviamente,  con el boom mediático de esta visita, los informativos no disponían de minutos para ofrecer las imágenes de las brutales cargas policiales producidas contra los que se manifestaban contra esta visita. Las imágenes captadas por los instrumentos de video doméstico, tan útiles cuando se trata de informaciones morbosas o de chorradas de relleno, en esta ocasión no fueron emitidas. Por suerte en la red queda constancia de todo esto y cada vez tenemos más independencia para poder ver la realidad por nosotros mismos, al margen de la que nos quieren hacer ver.